viernes, 11 de abril de 2008

José Luis Bustillo, patrón mayor de la Cofradía de Pescadores de Colindres y armador del cerquero 'Bustillo Donosti'

CANTABRIA «No vivimos, subsistimos» Los bajos precios de la costera del verdel y la falta de entendimiento para limitar las capturas afecta a los barcos de bajura, acuciados por los gastos.
A una media de 37 céntimos de euro, a 61 pesetas, se está pagando al pescador el kilo de verdel en las lonjas de Cantabria. En el mercado de abasto, la pieza le sale al consumidor a razón de 3 euros el kilo.
Esta costera, primera gran tarea del año para la flota de bajura, está pasando a la particular historia del sector con cierto componente de asombro porque, pese a la autolimitación en las capturas que se impusieron los pescadores con el fin de no inundar de verdel el mercado y sostener así los precios, resulta que la puja en primera venta está siendo incluso más baja que el pasado año. De este modo, la queja en el sector es generalizada. Y la situación de algunos barcos, desesperada. Pescan menos, se les paga igual o peor que en costeras anteriores y los gastos fijos, empezando por el combustible y siguiendo por la seguridad social, se disparan. «No vivimos. Estamos subsistiendo», apunta José Luis Bustillo, patrón mayor de la Cofradía de Pescadores de Colindres y armador del cerquero 'Bustillo Donosti'. Según el santoñés Rubén Trueba, patrón del 'Nuevo líder', lo que vienen haciendo este año con la costera es «engañar al bolsillo. Entretenernos en la mar».Hasta la fecha, los desembarcos realizados en los principales puertos de Cantabria asciende a 6,1 millones de kilos, una cantidad relativamente baja para lo que fue en los años precedentes. Teniendo en cuenta que estamos en el ecuador de la costera, que aún le queda mes y medio, cuando se haga balance las cifras totales rondarán los 15 millones de kilos. Eso significa que la flota va a dejar de llevar a puerto cinco millones de kilos de verdel «y sin embargo, con menos pescado en el mercado, está valiendo aún menos».InsostenibleDos muestras. La carga que el jueves desembarcó el 'Nuevo líder' en Ondárroa, frente a cuyo puerto vizcaíno viene faenando este cerquero santoñés, se pagó a 24 céntimos el kilo. En Colindres, durante la semana pasada se subastó a 23 céntimos, y el jueves, tras varios días con la flota amarrada por el temporal, el primer verdel que llegó a la lonja se subastó sólo a 31 céntimos.«Así es imposible sostenerse», afirma Bustillo, tras echar cuentas del resultado de las últimas descargas de su barco.«El precio ha caído, está por los suelos y no hay quien lo levante» señala el de Colindres, que lamenta la postura que mantienen los pescadores guipuzcoanos de llevar a puerto todo el verdel que capturen, sin limitación alguna, lo contrario a lo acordado por el resto de la flota de bajura del Cantábrico. «Salir a pescar para luego venderlo a 15 o 18 céntimos, que es como se ha pagado el verdel en los puertos de Guipúzcoa, no es rentable. Así no hay quien levante el precio».La queja se refiere a que, para evitar inundar el mercado y así mantener competitividad en los precios, fue postura común este año limitar las capturas a 1.500 kilos por marinero y día en los barcos de cerco, y a 1.000 kilos en los de anzuelo. Así, un gran cerquero de, por ejemplo, 16 o 17 hombres como los que embarcan el 'Nuevo líder' y 'Bustillo Donosti', y por muy buena que sea la jornada, no podrán llevar a la lonja por autolimitación más que 24 o 25 toneladas de verdel. Un barco de similar envergadura perteneciente a la flota guipuzcoana, llega a poner en la lonja entre 120 y 140 toneladas por día. Mucho verdelDe todo ello se benefician los mayoristas y las grandes empresas. Compran mayoritariamente allí donde se lo ponen más barato, en este caso en las lonjas guipuzcoanas, y colocan luego el verdel en los mercados de abasto de las demás regiones, prescindiendo en general del que se subasta en las lonjas de los demás puertos, donde llega menos pescado con el propósito de mantener los precios.«¿Qué adelantamos con pescar mucho si luego no podemos vender?», se pregunta el patrón de la Cofradía de Colindres. «Estamos hablando de una pesca responsable, de limitar capturas para preservar la especie y, cuando menos, mantener lo precios... y llevar 120 toneladas de pescado cada día por barco eso no es pesca responsable ni permite que se levanten los precios», explica Bustillo.Lo corrobora Rubén Trueba, a bordo del 'Nuevo líder' mientras salía a faenar por aguas próximas a Ondárroa tras haber descargado en ese puerto vizcaíno y cobrar el kilo a 24 céntimos: «El verdel está más barato que nunca. Los guipuzcoanos no respetan los cupos y están tirando el mercado». El patrón santoñés sostiene que esta especie «es un producto que se tiene que vender porque se trata de un pescado con demanda. Sin embargo, ahora está más barato que el pasado año».Y como resultado -menos capturas voluntarias y menor cotización en la lonja- la faena «apenas da para sacar el jornal», se lamenta Trueba. «Pagar el combustible, a la gente... Da muy justo y no queda otro remedio que limitar gastos. Mira, solo en seguridad social por mi tripulación pago al mes un millón de pesetas pesque o no pesque. Y si le añades los seguros, el combustible... y si encima sumas que llevamos dos años sin costera de anchoa y que este año tampoco la habrá, y que las subvenciones por la parada biológica no llegan. Lo que hacemos ahora es engañar, tapar algún parche, entretenernos y pasar el rato, como quien dice. Engañamos al bolsillo porque queda muy poco beneficio, por no decir ninguno».Mal panoramaTrueba se explica así, de un tirón. Rebosa inquietud y preocupación. Piensa que la situación de crisis que vive el sector podía tomar un rumbo hacia posiciones más optimistas en cuanto a precios y cotizaciones «pero si no hay conciencia, si no nos ponemos de acuerdo esto cada vez irá a peor. De hecho ahora lo veo muy negro. Está muy mal». Y remata con otra preocupación: «Resulta que vamos a acabar dependiendo de la costera del bonito. Veremos cómo viene y a qué precio».También Bustillo advierte: «Tal y como va la costera de verdel en precios y sin la de anchoa a la vista..., a ver cómo viene la del bonito». El patrón mayor de Colindres considera que si todos hubieran seguido el camino del medio en cuanto a que cada barco hubiera mantenido libre las capturas «habría que tener amarrada la flota media costera porque la industria y el el mercado sería incapaz de absorber tanto pescado», afirma. Para Bustillo la solución pasa por una mayor implicación de las administraciones «para que se regule las pesquerías, y no hablo solo de la del verdel, y de paso se puedan mantener los precios».

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